viernes, 11 de enero de 2013

Necesidades perentorias


Aullar a la luna con una cuestión
amorfa y arcaica
que no acierta a construirse.
Repetir sonidos,
el ulular del viento y el siseo del bosque,
el batir del mar y el rasgar la costa,
el peligro negro y presente,
el amor vehemente.
Repetir y repetir en el vacío.
Y de repente existes.
Eres ante mi como un espejo. A veces te deseo,
otras veces el odio crece y la sangre hierve.
Te necesito. Necesito que comprendas.
Necesito compartir el ulular del viento,
y los sonidos del bosque, y el mar,
y el amor, y el peligro y el sexo.
Aprende a ser yo, enséñame a ser tú.
Repetir sonidos,
el llanto de un niño y la angustia de una madre,
el estertor del ser amado,
el aroma de la supervivencia,
canciones que merecen ser cantadas.
Balbucir se antoja insuficiente.

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