miércoles, 28 de marzo de 2012

Motivos del desvarío

Escribo poesía por pereza,
para clavar el dedo en la llaga me sobran quince versos,
mi tratado de filosofía se reduce a una hipérbole y un hipérbaton,
dos retruécanos y la impostura.
Las palabras no son tan ligeras,
las palabras ocupan tiempo,
valen lo que el aliento vale:
nada si necio, todo en un momento.
Palabras como cantos de pájaro en época de celo,
como ruidos de parto,
como rumor de pinos,
como olas rompiendo.
Toda mi voz no es más que un instante,
un grano fugaz de arena en un desierto inabarcable,
un canto de sirena, apenas una leyenda de existencia incierta.
Escribo poesía para existir, para no olvidar quién soy.

5 comentarios:

  1. Palabras que estremecen y dibujan el silencio,
    que se juntan y se agolpan en la máquina del tiempo,
    para ser mañana la alegría y desaliento,
    que hoy inspiran los suspiros de tus sueños y mis versos.

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    1. Un mañana que es promesa de lo incierto,
      pura potencia de tormento y de consuelo,
      una página blanca que poblar con los sueños
      que desgranan las palabras elevadas a beso.

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  2. Y como si de aquel suspiro el viento,
    se hace dueño de los ecos, del sonido, de los besos
    los arrastra hasta lo eterno
    y de cuando en cuanto se cobija en la guarida de tu pecho.

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    1. Yo no hurto tu voz si te presto mi verbo,
      mis palabras son tan tuyas como el aire que te ofrezco
      disfrazado de metáforas, de versos eternos
      que blandir cuando ataque nocturno y alevoso el silencio.

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    2. No temas ni te aflijas compañero,
      que la flor que me das yo te la devuelvo,
      cuan alegres y humildes son mis gestos,
      en la verdad del fluir del más puro pensamiento.

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