sábado, 3 de julio de 2010

El gran dictador


Fundaste un imperio de sangre derramada,
ante ti se postraron la historia y sus enaguas,
fusilaste sin piedad todo rastro de esperanza
y elevaste la ponzoña a rango de alma,
oh dictador.

"Salvemos a la patria", gritaste enajenado
sin haber siquiera a la patria preguntado
si quería ser salvada por tu militar mano,
sinónima de muerte y manchada de asco,
oh dictador.

Pariste un país de terror y duermevela,
consagraste iglesias y derribaste escuelas,
cerraste a cal y canto todas las fronteras
para quedarte solo con tu rebaño de ovejas,
oh dictador.

Deseaste un amor que colmara tu ego
y no encontraste más que un triste mausoleo,
una letrina ornitológica, un monumento,
en ruinas, a mayor gloria del miedo,
oh dictador.

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