lunes, 28 de junio de 2010

Estado de ánimo III


Sé escribir la mañana atrincherándome en los sueños,
esculpir la belleza a golpes de vistazo,
cocinar a fuego lento besos con abrazos
y dibujar corazones en tu espalda con mis dedos.

Pero la vida es otra cosa, la vida a veces duele
y te recuerda traidora la ausencia,
el hueco inerte de una presencia
que quizá se desvanece, pero no muere.

Y la miseria se me ofrece sexy y atractiva
porque esta historia, de amor como ninguna,
acabará como todas: un silencio, una urna
y, con suerte, una lágrima furtiva.

martes, 22 de junio de 2010

Lámparas de lectura


La duda corroe las entrañas del poeta,
repite y repite palabras como gotas de agua
pesadas como piedras que no besan nunca el suelo,
recoge silencios cultivados en un corazón reino del espanto,
naufraga de pura ignorancia.

Todas sus palabras valen nada,
son apenas un estertor de luz
escupido por una estrella moribunda
consumido en su propio brillo.

La búsqueda de la verdad es caminar hacia la muerte
con un deseo oscuro de permanencia
a través de la dignidad de un epitafio
que se estampa suicida en una roca.

Sí, mi corazón es reino del espanto,
alberga un alma condenada por el miedo,
por el terror de saberse apenas nada,
un rastro de aire en el viento,
apenas un grito.

¿Qué palabra será mi última palabra?
¿Quién habrá que la ilumine?

lunes, 14 de junio de 2010

Mitologías


Me siento a veces Penélope,
destejiendo cada noche en mil palabras la vida,
superponiendo significados retorcidos
a la más banal de las existencias,
esclavo de la pantomima.

Otras veces quiero ser Ulises,
vencer los naufragios del tiempo
y no abandonar la senda,
buscando caminos que nos salven
de la supremacía del desencuentro.

Y no soy más que mi voz,
meteorito con aires de estrella
que brilla apenas un segundo y muere,
que se quiebra y distorsiona
en un ardiente deseo de poema.

sábado, 5 de junio de 2010

Noche en blanco


Es absurdo sentirse trascendente
y escupir palabras sin mesura en el silencio,
levantarse y levantarse al alba,
partirse el alma contra el mundo y el tedio,
no ahogarse en el naufragio,
sobrevivir a flote amarrado a un verbo.

Es absurda esta lucha impertinente,
la manía incontrolable de golpear mentes en celo,
la imprescindible buena mala fama,
una boca ajada que sepa a güisqui sin hielo,
la fotografía de tu ego en un marco,
la derrota escrita en sangre en cada verso.

Y sin embargo lo absurdo de la vida
es la sal de mis desvelos.