miércoles, 21 de octubre de 2009

Tocata y fuga


Al alba, amor mío, se encienden todos los discos verdes
para dar paso a tus ojos extraviados de tanta noche.
Yo grito con el secreto deseo de que mi voz perenne
te traiga de vuelta a casa, sorteando todo mal.
Las aves te persiguen, graznando como sirenas
masturbándose ante el barco que llega a puerto.
La lluvia se resiste a perder de vista tu piel
y danza sobre ti macabra y paralela al suelo.

Al alba me despierto, vida mía, para comprobar
que aún existes, que todavía existo y soy.
Cada mañana me observas abierta de piernas,
puta de esquina, como si no fuera contigo.
Al amanecer, cuando el sol sale a secar los huesos
del mundo, sonrío yo por tu desprecio y tu ironía.
Vida, ramera, cara y esquiva, en tu goce
me recreo cada día, cuando el sol despunta.

Y huyo por las noches,
temiendo represalias.

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