miércoles, 2 de septiembre de 2009

El amante imberbe


Observo tu cuerpo curtido,
cansado tras una noche de amor caduco,
e imagino su esplendor en lozanía
borrando cada arruga de tu piel.
Me mezo en tu sonrisa mientras duermes,
alejando de mi mente tu pasado,
a tus hijos y marido,
conservando solo el tacto y el olor
de un regalo fugaz como una estrella.
Tus jadeos antiguos resuenan
como eco en mis entrañas,
multiplicándose hasta un orgasmo
que no debiera ser.
Mientras tanto te observo, dormida,
desnuda, con cada uno de tus años escrito
a fuego en tu mirada, ávida de vida,
y me pregunto
quién soy yo entre tus brazos.

2 comentarios:

  1. Este poema está muy bien y no porque sea menos críptico que los otros. Sólo que, si fuera mío, haría el final más complejo. En vez de preguntarme ¿quién soy yo entre tus brazos?, me preguntaría ¿qué sé de mí mismo entre tus brazos?
    M. Janeiro

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