martes, 4 de agosto de 2009

El viajero


Sin otra frontera que la piel camina
un desconocido, un extranjero
observado por mil ojos atentos,
prestos a la guillotina.

Deambula sin destino perseguido por su sombra,
compañera perenne de victorias y derrotas,
buscando un país dónde la patria no sea razón,
sin himno ni bandera que engañe al corazón.

Con los ojos arrasados por la pena
el viajero hace acopio de lágrimas ajenas
para tener qué llorar en su tristeza,
ajada sábana que en sus noches le desvela.

Caminante de pies desnudos,
manos ofrenda,
mirada limpia,
áspero mundo.

Reo condenado de antemano a muerte,
cercado por los ojos asesinos de la turba,
el viajero sonríe mientras fuma
y piensa, y maldice su mala suerte.

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