lunes, 13 de julio de 2009

Imaginario del poeta

Uno se escribe con tinta por no desangrarse
y escoge de entre el mundo sonidos
que incansablemente repite sin pausa.
Ahorrándoles trabajo a avezados críticos
que en su intento por determinar la fe del autor
esgrimirán sus afilados bisturíes,
yo mismo adelanto mis fetiches:

espejos, por supuesto, imagen multiplicada en el vacío;
tinta, sangre y derivados, sinónimamente;
lo otro, lo ajeno, lo extranjero
en ausencia de juicio;
lo propio enjuiciado hasta el hastío;
la mentira y la verdad,
o dos modos de no decir absolutamente nada;
eso y el amor,
irrenunciable, no sé vivir sin alma.

Por demás intrascendente, anecdótico, cansino,
conciliador, mínimo común múltiplo, rabino.

Dicho esto diseccionen, fobiólogos hacendosos,
librepensadores de guante blanco,
estoy presto a la muerte y al destino.

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