jueves, 9 de julio de 2009

Horas extrañas


Sentado y en silencio,
contemplando las horas fugitivas
entre humo y ecos de vida,
lejana y ajena,
desde este sillón ajado,
al abrigo de la tormenta.

De dónde esta manía de evasión,
esta querencia amarga,
esta ausencia borracha,
esta borrachera de palabras,
¿por qué?

Sí,
en los palcos dormitábamos extraños
y extrañados de la falta de respuesta.

Qué nos queda hoy sin la palabra,
ahogada en whisky y fin de siglo.
Nada nos queda,
no nos queda nada
más que seguir bebiendo, borrachos
en hora extraña.

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