jueves, 2 de julio de 2009

Ciencias Naturales

Si las estrellas pudieran hablar
se reirían de nosotros, de dios y de sí mismas.

Desafortunadamente el don de nombrar
y reír y conocer está vetado al inhumano,
ese prójimo.

Dios es verba, verba es dios,
y sus fieles gritamos hasta el denuedo,
hasta el silencio inexorable.

Palabra de dios tu palabra y mi palabra,
cada determinante,
todo adjetivo superfluo.

Sin ti nada soy. Tú que me recreas
a golpe de sentido, en cada idea
que imaginas que te ofrezco.

Y yo enfrentado a la única verdad,
como un muro de hormigón dónde partirse la crisma,
sufriendo mis graznidos elocuentes.

Nada hay más absurdo que asir la esencia de las cosas,
nada más intrascendente que la vida,
ni más vacuo que un poema.

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